Censura y a la fuerza. Un mensaje peligroso

En el transcurso de la última semana, un frente de las FARC se atribuyó el atentado terrorista contra una sede de la cadena radial RCN en Colombia. Este caso pasa a ser mas preocupante, cuando la justificación de las FARC hace alución a que este acto lo cometieron en castigo a la cadena radial, por lo que han publicado en su deber de informar y que es contrario a los intereses del grupo armado.
Acusan al medio periodístico, de ser caja de resonancia de las acciones militares de las fuerzas armadas legalmente constituidas y que tienen como misión defender a los colombianos. Dentro del mismo contexto, se mira hacia atrás y se puede reescuchar las informaciones periodísticas de RCN sobre las acciones de control que el Ejército realiza en el sur occidente colombiano en contra de este grupo subversivo; además de algunas cuñas radiales que en espacios comerciales, como cualquier cliente, el Ejército Nacional pauta en las emisoras y en las que invita a los integrantes de grupos armados a abandonar las filas.
No puede existir en este país mensaje mas aterrador que incluso va en contra del mismo pensamiento de las FARC tantas veces dicho por ellos en donde dicen respetar a la prensa. El mismo comunicado en el que se atribuyen el atentado, afirma que ellos son respetuosos de la labor informativa de los periodistas de la cadena sobre la que atentaron.
Esta es una contradicción inentendible que genera una alerta por el peligroso mensaje que se envía no sólo a los grandes medios periodísticos, sino a las pequeñas empresas periodísticas que trabajan en la provincia.
Si bien los medios no pueden convertirse en cajas de resonancia de los diferentes actores del conflicto y su única misión es informar a la sociedad civil de lo que en el conflicto ocurre, no puede -bajo ninguna circunstancia- darse a enteder que quien en el cumplimiento de su misión, informe a la opinión sobre el conflicto, debe pensar en no contrariar los intereses de los actores inmersos en él so pena de ser castigados.
Esto es censura. No puede ni debe, en medio del conflicto, involucrar a la prensa. Los medios de comunicación no son armas psicológicas de guerra y no pueden ser utilizados por ninguno de los grupos armados en conflicto como cajas de resonancia.
Si se deja de informar porque existe un grupo interesado en que no se haga, se está haciendo que el silencio sea la resonancia de la guerra.
Es censura y a la fuerza, si el Ejército o el Estado colombiano obligan a la prensa y a los medios a no informar sobre ellos o sobre los grupos ilegales. Igualmente es censura y a la fuerza, si los grupos armados ilegales obligan a la prensa y a los medios a no informar sobre ellos o sus enemigos.
La prensa colombiana se debe a los colombianos. La prensa colombiana, es libre y ajena al conflicto. La prensa colombiana toma partido por la sociedad civil que no tiene nada que ver y la defiende. La prensa colombiana es observadora y analítica del conflicto y como tal cumple con su deber de informar.
Si es cierto que las FARC tienen un proyecto político, aunque sustentado en las armas, no debe atacar a la prensa y puede calificarse su amenaza, el atentado contra RCN y el mensaje que deja con él, como un desacierto en su política y una salida en falso que lesiona mas su imagen ante la opinión, el país y la comunidad internacional en donde aún tienen algo de credibilidad.
Como periodista, invito a la refexión a quines equivocamente ven, en la prensa y los medios, a un enemigo...pues no existe.

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