COLOMBIANOS EN ESPAÑA: 4 HISTORIAS
Pubicado en la revista La Esquina Regional
España es uno de los destinos hacia donde los colombianos se dirigen para buscar nuevas y mejores oportunidades en busca de hacer realidad los sueños. En este país viven mas de 350 mil colombianos legales y un número similar en carácter ilegal. Todos ellos viven su historia y la Esquina Regional, le cuenta cuatro de ellas.
PRIMERA HISTORIA .
“MAMI ESTOY ESTUDIANDO JUICIOSA”.
Claudia es el nombre que dice tener y que obviamente no corresponde al propio. Es porque no quiere que nadie conozca su verdadero nombre. Con un rostro verdaderamente hermoso y cuerpo perfectamente bien cuidado, me pregnta desde la barra, que si soy colombiano por mi acento. Ante mi respuesta positiva, inicia una conversación llena de calor en donde el ser compatriotas permite el desahogo de ella y sus verdades.
A sus 24 años, esta bogotana tiene su tarjeta de residente como estudiante y su ingreso fue legal. Finalizó sus estudios de ingeniería en una muy reconocida universidad de la capital y, como muchos viajó con todos sus sueños, una beca del Icetex y la esperanza de vivir en estas tierras con el mismo nivel de vida.
Lleva en Madrid un año y dos meses especializándose y aun le falta tiempo para concluir. Me ofrece una copa y me recuerda que si la invito a otra, a ella le pagarán una comisión al sumar en la noche.
Su rostro alegre, contrasta con el enterizo colorido pegado al cuerpo y escotado profundamente en la espalda. Interrumpe la conversación en la barra para conocer aun amigo español que me ha servido de guía para conocer la vida nocturna de esta ciudad y que llaman Marcha.
Claudia, me cuenta que su familia no sabe realmente lo que está haciendo para poder vivir, dice que está acostumbrada a un estilo de vida alto en Colombia y que aquí “es muy difícil si es que uno quiere viajar, conocer, pagar arriendo, vestirse y comer”. Me recuerda que la vida en España es muy cara y que la plata que le manda el papá y el crédito del Icetex, apenas le alcanza y que entonces encontró a una compañera de la universidad que le dijo que en este sitio podía trabajar los fines de semana y ganar bien.
Su trabajo es el más antiguo de la historia. Divierte por algunos cuantos euros a los hombres necesitados de afecto y “de esto a mi me sobra” –dice.
El lugar queda distante de Madrid a 50 kilómetros en medio de una de las autovías. Es un club en donde ella comparte con mujeres de diversas edades, razas y nacionalidades. Es una de las 10 colombianas que trabajan haciendo favores a los señores en un mar de mas de 100 señoritas.
“Yo trabajo solo los fines de semana, me puedo ganar unos 500 euros cuando me va bien. He tenido fines de semana malos en donde sólo me llevo lo de las copas y eso ha sido 20 euros, pero de todos modos eso es plata para comprarse al menos un jean” – me explica- “Mi familia no sabe nada, ni que vayan a enterarse, yo estoy pendiente de quien viene y sólo estoy con quien me gusta. Aunque cuando se está muy necesitada, algo se hace. Esto lo hago porque necesito, pero también me gusta porque puedo mantener mi estilo de vida. Espero terminar en un año y regresar. Allá las cosas son diferentes porque al menos aquí nadie me conoce” – lo dice mirándome a los ojos muy sonriente.
Mi amigo le habla al oído y ella asiente con la cabeza, trae dos copas, el le paga y ella pide disculpas, nos deja y se va con un hombre alto de cabello largo. En la hora siguiente, no la volvimos a ver, salimos y entendimos que las historias se tejen casi en monólogo cuando de mantener los estilos de vida se hacen difíciles. Nos quedaba la pregunta con mi amigo ¿y si Claudia no tiene verdadera necesidad, cuantas están en lo mismo por necesidad?.
SEGUNDA HISTORIA
ESTO DE UNO SER EXTRANJERO ES MUY HIJUEPUTA
Gloria tiene 29 años y es de Medellín. Llegó a España hace 5 con la esperanza de lograr recoger unos ahorritos para enviar a su casa. Es humilde y se vino con su novio cuatro años menor que ella. Cada semana manda a su mamá algún dinerito de lo que recoge con su trabajo de manera religiosa.
A Gloria la conocí en Medellín desde hace bastante tiempo, una mujer de aquellas echadas pa´ lante, de padres separados y muchos sueños. Nunca pudo estudiar en la universidad y lo que ganaba en Colombia no le alcanzaba, aproveché para ir a visitarla y conversar con ella.
“Hice unos ahorritos y unas rifas de un televisor y una grabadora para recoger el pasaje. Cuando me vine no había necesidad de visa y me vine dizque de turista y me quedé pa´trabajar” -me narra en su acento paisa arrastrado y continúa. “Pero esto es muy berraco. A uno lo discriminan mucho y para todo le piden papeles a uno y los que no le piden papeles lo explotan a uno sin misericordia”.
Vive en Valencia sobre la costa oriental de España sobre el Mediterráneo, es una ciudad en donde no es difícil encontrarse con colombianos, pues allí en el puerto se concentran muchos compatriotas y hasta existen los restaurantes típicos que evocan los sabores de la tierra.
Gloria nos invita a conocer el restaurante El Paisa, en donde los buñuelos han cautivado a los españoles. Mientras se piden estos manjares con una gaseosa Colombiana dos litros, me recuerda que ella ya con 5 años, logró regularizarse y al fin tiene papeles. Una tarjeta de residente de trabajo que la limita sólo a ser empleada doméstica y todo gracias a una señora a la que le cayó bien, le hizo un contrato y la respaldó ante las autoridades españolas.
“Estoy feliz” – me dice- “al fin este diciembre voy a ver a mi mamá después de 5 años. Ojalá que esté bien, porque uno aquí cuando habla con ella, no sabe si le cuentan toda la verdad a uno para no preocuparlo. Esto de estar solo aquí es muy berraco, y eso que yo tengo mi novio, pero no es lo mismo. Ese cuando menos piensa se va con una española y una queda sola”.
Gloria me cuenta que tiene una expectativa de irse a trabajar con una señora de Madrid que hace Feng Shui por toda España, pero se le salen las lágrimas cuando recuerda todo lo que le tocó vivir sirviendo en casas como aseadora porque era para lo único que podía hacer en sus años de ilegal.
“Explotación, abusos, maltratos, como si uno no fuera un ser humano. Irrespeto. Se sufre mucho” –dice mientras llegan a la mesa los buñuelos. “Una vez, una señora no me pagó después de diez días de trabajo y uno sin poder decir nada. Me dijo que si le reclamaba me llamaba a la Guardia Civil para que me deportaran. Eso le dicen a uno dizque sudaca y lo tratan mal. Claro que al menos tenemos mejor imagen que los Rumanos y para colomo yo como soy monita, me confunden con ruamana y eso si es grave, pero yo si voy diciendo que soy colombiana. Ahora espero que todo cambie con esta señora, pero uno no sabe. Hay que seguir adelante y ahora ver como me consigo la plata para ir en diciembre.
Gloria me habla de muchas cosas en ese rato y me dice que no me pierda, que la llame, que no me olvide de ella que aunque pobre pero ante todo buena amiga y se va porque tiene que trabajar. Yo le digo que volveremos a hablar. Esta promesa se cumplirá y me queda registrada como otra historia que seguramente se repite y que muestra como se sufre en estas tierras para ayudar a quienes en Colombia quedan.
TERCERA HISTORIA
POR MI FAMILIA TODO, PERO POR LA PATRIA… NO SE.
Doña Celmira vive en Barcelona. Tiene 42 años, es de Cali y trabaja en Carrefour. Ella está entrando desesperada a un llamado locutorio para poder hacer una llamada Telefónica a su mamá y decirle que llegó bien; pero todas las cabinas están ocupadas.
Yo estoy de visita conociendo la famosa ciudad de Gaudí, acabo de caminar las ramblas, la iglesia de la Sagrada Familia y de entrar también al locutorio para comprar una tarjeta que me permita llamar por el celular a Colombia. En la barra está ella con mil collares, pulseras, prendedor y pañoleta de Colombia y una camiseta del Deportivo Cali.
Con los acentos y la espera para que nos atendieran comenzamos a hablar y me cuenta que vive a una cuadra con una hermana y que otro hermano se casó con una española y que fue a través de ella que le hicieron un contrato y se vino para España a trabajar hace tres años.
“Tengo mis papeles en regla y trabajo duro en Carrefour pero me pagan muy mal. Apenas 600 euros y con eso tengo que vivir aquí y mandar para mis hijos en Cali”. Yo la miro y antes que le pregunte cuantos hijos tiene, ya me estaba contando que son tres, Camilo de 9, Paticia de 7 y AnaMaría de 5. “Ellos viven con la abuela porque a mi marido lo mataron por robarle hace 4 años. Uno bien necesitada que mas puede hacer.”
Doña Celmira, tiene esa alegría fiestera y conversación fluida que caracteriza a los colombianos, pero su sabor caleño hace que adivine las preguntas que podría hacerle y me atraviesa la respuesta de inmediato.
“Yo estaba en Cali visitando a mi mamá que no la veía desde que me vine y viendo a mis niños que están lo mas de grandes. Pero no crea que yo me pagué el tiquete… yo con que si no tengo plata… eso fue gracias a mi cuñada que me dijo que quería ir a Colombia y que me invitaba y yo feliz. Pero mi mamá debe de estar preocupada porque llevo dos días de viaje y no la he llamado.”
Se voltea para preguntarle al encargado que si ya hay cabinas disponibles y ante la negativa, me cuenta que Cali está muy bonito y que ella adora a Colombia porque allá está su familia. Yo le respondo que se le nota con todo lo que lleva puesto con los colores de nuestro país y que se ve que es una fiel embajadora de nuestra patria.
Vaya sorpresa me llevo cuando me responde.. “Yooooo.. yo si soy muy colombiana y le hago fiesta a mi Colombia porque allí está mi familia, pero de patria?.. de patria?? Yo no le hago barra a la patria porque la manejan esos políticos corruptos!!!!...”
Yo me quedo sin palabras, ella ve que se desocupa una cabina corre a llamar mientras se despide de lejos con la mano. Yo hago lo mismo, tomo mi tarjeta, pago y salgo pensando en que Colombia goza de todo el amor, pero la patria es una cosa que no se si ella entiende o a lo mejor soy yo al que no le queda claro; o si tal vez es por aquello de la patria de mano dura y corazón grande.
CUARTA HISTORIA
MILES DE HISTORIAS DE HITORIAS REUNIDAS
El 17 de julio es un día normal en un fin de semana de Madrid, el sol brilla como todos los días y solo tiene un sentido especial para los colombianos residentes en esta ciudad y que están convocados a reunirse en la imponente Plaza Mayor.
Este histórico lugar es la cuna de Madrid y es el centro de todas las actividades de los locales como quiera que era su única plaza y a su alrededor se urbanizó la ciudad. Justo aquí, miles de colombianos unieron sus voces para cantar el himno nacional y dar rienda suelta a la celebración del día de la colombianidad, con motivo de la fiesta del 20 de Julio con algunos días de anticipación.
Con banderas de Colombia, camisas de la selección, sombreros vueltitos, carrieles, tricolores pintados en los rostros y los brazos y todos los atuendos evocadores de la “tierrita”, los asistentes esperaban el concierto de Mauricio y Palo de Agua como entrada y de plato fuerte a Ivan Villazón.
Tal folcklorismo y alegría, se expandió con tal rapidez, que a lo lleno casi absoluto de la plaza por parte de los colombianos, se sumaron españoles y turistas de todas partes del mundo que iban a conocer la plaza. Allí se contagiaron del calor y sabor colombiano y bailaron y cantaron hasta llegada la noche.
Esta noche se respiró todo el país del sagrado corazón con una sola bandera, la evocación a la paz, el ejemplo de orden y comportamiento y sobre todo, el sentimiento de ser un solo país en medio de las diferencias. Esta noche, la Plaza Mayor de Madrid en España, fue testigo de los deseos de los colombianos que pese a la diversidad, quieren lo mismo, un país mejor.
Miles de historias se compartieron en medio de abrazos, de tragos, de canciones y de gritos de Viva Colombia. Miles de historias de colombianos que pese a vivir en el exterior hacen patria, viven y sufren la lejanía y añoran con volver algún día para morir allí en su suelo bajo la luna que un día los vio nacer.