Seguridad Ciudadana, promesa ganadora para candidatos

Por: José Ignacio Penagos H.

Se acerca la fecha de partida de las campañas electorales con miras al relevo democrático de alcaldías, gobernaciones, concejos municipales, asambleas departamentales y otros cargos de elección popular local y regional en Colombia, que se llevarán a cabo en el mes de octubre próximo.

Salpicada por varios escándalos, esta será una contienda que se llenará de anécdotas, presiones, trasteo de votos, denuncias y competida limpia y suciamente como suele darse dentro de los duelos políticos en el país.

Ahora los precandidatos hacen sus campañas internas en los partidos y otros buscan el aval vendiendo sus ideales al mejor postor en acuerdos que pueden sacrificar el interés de las comunidades por el exigido por algún o algunos grupos políticos que, desde ya pactan componendas y forma de pagos a los favores de la campaña.

Igualmente se inician las batallas campales en las calles, en las plazas públicas, en los medios, en los corrillos y en los asesores y estrategas políticos -léase jefes de debate- para encontrar argumentos que puedan llevar a sus candidatos al poder convenciendo a la comunidad.

Esto sin contar la búsqueda desesperada por ver quien financia las campañas con dinero limpio tras el fantasma de la parapolítica que tiene a varios políticos en la cárcel y del que todos quieren ahora huir y evitar ser relacionados con los financiadores tradicionales de las campañas por estas épocas.

Sin duda este ambiente electoral tendrá bastantes ingredientes, pero en últimas quien vota y elige es el pueblo y éste reclama puntos no negociables que esperan que quien lo prometa lo cumpla en una especie de acto de fé y de esperanza inocente.

Uno de estos puntos inquebrantables es la asignatura pendiente en el 100% de los municipios colombianos de gran tamaño, en la mayoría de los intermedios y en muchos pequeños y es la seguridad ciudadana.

La gente está cansada de problemas que escapan de la responsabilidad exclusiva del Gobierno Nacional y que involucra a los mandatarios locales. La gente no quiere que le roben al salir de su casa, que le atraquen en el bús, que le escopolaminen, que no pueda salir en el carro a ciertas horas de la noche, que no pueda ir de rumba, que le violen a los hijos e hijas, que la policía no le preste atención o llegue 3 horas después, que un soldado loco o borracho le de por disparar, que no pueda entrar tranquilo a un banco o a un cajero, que sienta temor porque lo pueden secuestrar en express.

La delincuencia ha sido obviada por las autoridades locales como un problema de primer orden en las ciudades por darle importancia a problemas generales que son del resorte nacional como la guerrilla, el narcotráfico y los paramilitares; y que si bien requieren de acciones conjuntas y coordinadas no son las únicas. Los ciudadanos de a pié están siendo vulnerados en sus derechos y libertades en las calles y no tienen quien los proteja.

Los candidatos que se le apunten a dar prioridad en sus programas a la búsqueda de la seguridad local, a darle garantías de prevención al ciudadano, se ganará los puestos de elección popular; porque la gente ahora le da prioridad a este tema por encima de asuntos tan graves y colectivos como vías, escuelas y pobreza. La razón es simple, vías buenas para que el ladrón pueda correr mas rápido?, escuelas buenas sin poder enviar tranquilos a los hijos?, trabajo para que lo poco que se tiene se lo lleve el delincuente?. Es curioso pero lo segundo que los electores piden después de la seguridad es hospitales para que la víctima del delincuente al menos pueda ser atendido.

Planes de seguridad reales, definitivos, respetuosos con el ciudadano, preventivos, no restrictivos de los derechos, son los que busca la población colombiana. Planes que hagan que la escena del delincuente capturado y luego liberado horas mas tarde, no se repitan.

Los candidatos deben darle prioridad al tema y no olvidar que el resto de temas son importantes y que son responsabilidad dentro de su función. El pueblo no es tonto y cada día se cansa mas de los malos mandatarios y comienza a castigar a la clase política. Está en sus manos volver hacer digna esta actividad con compromiso y anteponiendo el interés comunitario al beneficio personal o de unos cuantos amigos.

El reto es grande, veremos que pasa.

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