El trasfondo de la pataleta de Daniel Ortega con Colombia

Por: José Ignacio Penagos H.

Es normal que se respire por la herida y más que cuando se hiere en la dignidad, se tenga que atacar con lo que se pueda y por donde se pueda al contrario. Este es el caso del presidente nicaragüense Daniel Ortega, quien tras sus frustradas pretensiones de apoderarse del archipiélago de San Andrés y Providencia en el Caribe, pretende ahora golpear a Colombia con palabras y actitudes hostiles estilo Hugo Chávez.

Aunque el reclamo de Nicaragua es histórico, no lo es la repentina necesidad del presidente Ortega de reclamar ante la Corte de Justicia de la Haya un archipiélago que es lo mas parecido al paraíso en el mar caribe y que pertenece a Colombia tras un tratado que se lo otorga. La pelea emprendida por Ortega comienza en la invasión de aguas internacionales y del mar colombiano a través de la apertura de una licitación internacional para explorar en las profundidades petróleo y gas. Al no poder hacerlo ante los reclamos colombianos, se fue con denuncia en mano a la Haya.

Tras algunos meses de litigio y días antes de que la Corte Internacional de Justicia de la Haya diera su veredicto, Ortega osó en llamar a sus filas militares para que preparasen una guerra contra Colombia, pues aseguraba que la Haya le daría la razón y suponía que el Gobierno de Colombia respondería con la negación de la entrega de las Islas por lo que sería necesario recuperarlas por la vía militar. Colombia en comunicado advirtió que fuera cual fuera la decisión de la Haya, nunca entraría en guerra ni en conflictos armados con Nicaragua, país al que respeta.

El veredicto de la CIJ fue contundente y ratificó la soberanía colombiana sobre el archipiélago y amplía el concepto ordenando revisar los límites marítimos que podría ser otro revés para Nicaragua. Entonces Ortega entró en cólera y sin saber como atacar y expresar su rabieta, comenzó a palabrear al mejor estilo Chávez: a insultar, a meterse en la política interna de Colombia, al punto que el Gobierno colombiano envió nota de protesta.

Pero para Ortega meterse en temas álgidos de Colombia no es difícil, gracias que el presidente ex-guerrillero de Nicaragua, continúa teniendo fuertes lazos subversivos y terroristas con las Farc por lo que la mejor manera de agredir a Colombia, es recomendándole a sus amigos de las Farc si liberar o no a los secuestrados y orientarles en su proceso de intercambio humanitario y a la vez criticando y sindicando al presidente Uribe como culpable de unos secuestros que sólo han cometido las Farc y no el gobierno.

Pero Ortega juega con fuego. Su gobierno es investigado por las agencias de inteligencia nortemericanas y europeas precisamente por permitir que su territorio se convierta en punto de paso para el tráfico de armas para las Farc y de cargamentos de droga que son disparados hacia los Estados Unidos y Europa. La guerrilla de las Farc tienen en Venezuela y Nicaragua a sus dos mejores aliados para componer las rutas de narcotráfico y de armas. Son las Farc, el eslabón de ayuda y, en parte de financiación, para lograr consolidar el proyecto del socialismo del siglo XXI de Chávez y que cuenta con el respaldo de Ortega.

Hay que recordar, que alguno de los informes preliminares del estado de la región hecha por la Central de Inteligencia Nortemericana presentada ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, daba cuenta que los secuestros de las Farc en Colombia, eran una forma de crear una cortina de humo para poder desviar la atención frente a problemas de estabilidad en la región como el narcotráfico y la consolidación del proyecto revolucionario de Chávez.

No en vano, varios analistas atinaron a informar este fin de semana en los medios de comunicación, que la actitud de Ortega estaba también ligada a la estrategia establecida entre Venezuela y Nicaragua para agotar el Gobierno de Colombia, país que se convirtió en la piedra en el Zapato de la revolución del siglo XXI.

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