Colombia y Venezuela en plena "Guerra Fría"

Por: José Ignacio Penagos H.

No es mentira, los hechos lo demuestran: Colombia y Venezuela viven el comienzo de una guerra fria. Hace unos días el presidente venezolano volvió a hablar de guerra entre Colombia y Venezuela. Para muchos desmemoriados era la primera vez que Hugo Chavez hablaba de guerra, pero no es así. A comienzos del 2003 ya había dicho que Estados Unidos pretendía matarlo e invadir su país utilizando a Colombia con un plan estratégico -al parecer ficticio o hipotético- utilizado en una escuela militar española para el entrenamiento de tropas y que se denominaba "Plan Balboa". Seis años después, Chávez vuelve a sacar el tema y a reencauchar el famoso plan para acusar a Colombia de estar planeando una guerra con Venezuela.

Lo extraño de todo, es que el único con movimientos de tropas en la frontera es el ejército venezolano. Colombia se ha negado a desplazar tropas y desde el Palacio de Nariño, dicen que el gobierno colombiano no le seguirá el juego a las provocaciones y descalificaciones del presidente Chávez; dicho de otra forma, la política colombiana de no responder a la necedad verbal del venezolano es hacer oídos sordos a las palabras necias.

No obstante a las acusaciones, insultos y provocaciones al presidente colombiano Álvaro Uribe en los diferentes escenarios como el programa Aló Presidente, o en la firma de un convenio con el gobierno nicaragüense de Daniel Ortega o en el encuentro del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas); en Colombia ni se toman en serio esas palabras ni les amerita preocupación alguna al menos de cara a la opinión pública.

Las agresiones del gobierno de Venezuela a Colombia se han venido dando desde los frentes económico, fronterizo y el espionaje pasando de simples amenazas a hechos que, en Colombia, no han calado bien; pero que se aguantan con paciencia y otorgando el reconocimiento de la soberanía venezolana a actuar dentro de su territorio como bien le plazca al presidente Chávez.

Así las cosas Venezuela militarizó la frontera natural que establece el Rio Táchira. Tropas, tanques, artillería militar fueron desplazadas tanto pasos fronterizos oficiales como aquellos pasos informales de indígenas y habitantes por pequeños senderos. Del lado Venezolano se impide el paso de alimentos, de o hacia ese país entre otros elementos de comercio que tradicionalmente intercambian los habitantes de ambos lados de la frontera. Los retenes militares se reforzaron y las requisas se intensificaron con la disculpa de evitar el paso de contrabando.

A esta primera medida venezolana se suma la de recortar el tradicional flujo de las exportaciones e importaciones entre los dos países. Es el caso de los vehículos entre otros productos manufacturados restringidos sin contar el recorte al flujo de capitales y productos alimenticios como la leche y el pollo. Esta semana, una tercera medida en contra de Colombia, fue el anuncio de Chávez suspender la venta de gasolina y petróleo a Colombia a partir de los próximas semanas.

Estas medidas forman parte del comienzo de la guerra fría en la que parece se han metido los dos países y que tiene su máxima expresión en las acusaciones mutuas de espionaje. Colombia desveló la forma de operación de la inteligencia venezolana a través de un militar experto en inteligencia que realizó bases de datos, compró información confidencial como las frecuencias de radio del ejército colombiano en la frontera; todo desde su enclave: la embajada venezolana en Colombia en donde lo presentaron con el disfraz de agregado cultural. Por su parte las acusaciones venezolanas hacia Colombia están dirigidas a la utilización de una transnacional colombiana de grandes superficies en las que la inteligencia colombiana infiltraría espías para recopilar información de todo tipo en Venezuela.

La guerra fría entre Colombia y Venezuela apenas comienza y, aunque dista mucho de un enfrentamiento militar abierto entre los dos países, sí generan malestar de lado y lado de la frontera en donde se juega ahora en los escenarios diplomáticos de desacreditación de la presunta labor mediadora ante las Farc que Chávez quiere continuar pese a la negativa del gobierno colombiano. Para ello Álvaro Uribe acaba de cumplir una agitada agenda por Europa en donde se llevó los apoyos de Francia, la Unión Europea y Suiza poniendo de plano que son los únicos, junto con la iglesia católica, que pueden adelantar mediación para el intercambio humanitario.

Ya en medio de esta guerra fría, Uribe había retirado la autorización oficial a Chávez para la mediación y tras el fracaso de la Operación Emanuel el pasado fin de año, se complementaba el triunfo de las batallas mediáticas y de opinión entre los dos países.

Como contra-ataque, Chavez contrapunteó pidiendo el reconocimiento de beligerancia internacional de las Farc retirando su calificativo de Terroristas y que fuera otro fracaso venezolano con el repudio total a la iniciativa y sólo seguido por los gobiernos latinoamericanos afines a su filosofía del Socialismo del Siglo XXI, Nicaragua, Cuba, Bolivia y Ecuador y de algunas voces aisladas en Brasil y Argentina.

La guerra fría arde. En Colombia hay atención desde el Ministerio de Defensa de las acciones venezolanas en la frontera ahora con el apoyo del Gobierno Español cuyo presidente Rodríguez Zapatero, le ofreció a Uribe en la pasada reunión, apoyo para proteger las fronteras del país; pero la prioridad militar del gobierno colombiano está centrado en rodear los campamentos guerrilleros en donde se encuentran los secuestrados sin atacarlos para presionar la aceptación de la comisión mediadora internacional bajo sugerencia de los gobiernos europeos con los que se reunió la pasada semana el presidente Álvaro Uribe.

Ante los fracasos de las batallas en el comienzo de esta guerra fría, Hugo Chávez vocifera una vieja teoría del Plan Balboa, un arcaico documento de simulación de operaciones militares tierra-mar-aire que, a modo de ficción, da cuenta de una situación de crisis entre los dos países para entrenar algunas unidades del ejército español en 2001 que, al parecer, fuera diseñado por los Estados Unidos y que en efecto emplea a Colombia y Panamá para una invasión a la parte occidental de Venezuela con apoyo de las fuerzas de la OTAN.

Hugo Chávez a sacado esta misma teoría en varias oportunidades y de manera estratégica para apoyar cambios en su proceder y su discurso cuando no le han funcionado sus argumentos.

Ante el paso colombiano en su ofensiva diplomática Europea, el siguiente paso de respuesta venezolano es el anuncio de no enviar gasolina a Colombia en busca de su desabastecimiento y la acción conjunta de ataques que generen incomodidad en el campo de política internacional con el Gobierno de Nicaragua con quien Colombia sostiene diferendos limítrofes. Justo un día después de la reunión de Daniel Ortega con Chávez antes del ALBA, el primero acusó a Colombia de incumplir lo pactado por la Corte Internacional frente a los límites marítimos que se tienen entre el Archipiélago de San Andrés y Providencia en el Caribe y ese país.

Ahora a la clausura del ALBA, se sabe que existe un plan regional pactado entre los países aliados a Venezuela para incomodar la movilización de ciudadanos y de comercio para buscar aislar a Colombia de la región. Este plan tiene como disculpa la inconveniencia de la alianza de Colombia con Norteamérica que, según se dijo en el ALBA, desestabiliza la independencia y fortaleza latinoamericana. Este plan involucra de manera moderada el compromiso de Argentina y decidido de Bolivia, Nicaragua, Cuba y Ecuador. Perú mantuvo su reserva, toda vez que también fuera criticado por sus nexos con los Estados Unidos y la firma adelantada del TLC que, por demás, todavía no se firma para Colombia.

Los últimos reportes hablan de que a Chávez, la guerrilla de las Farc le harán entrega de otro grupo pequeño de secuestrados que impulsaría mediáticamente a nivel internacional su imagen de interlocutor con el grupo terrorista, mientras que Colombia dice aprovechar eso para que vayan quedando libres los secuestrados mientras continúa con su plan de rodear a la guerrilla en la selva.

Habrá que ver que viene luego a expresarse de la boca de Hugo Chávez durante las siguientes semanas después del ALBA y de su plan de choque para contrarrestar la supuesta confrontación militar que, según dice, prepara Colombia. Lo que si es claro es que el tema de las tensiones entre Colombia y Venezuela son una realidad que son tratadas con prudencia desde Bogotá. Ya en este mismo blog se daba cuenta el pasado 17 de julio de 2007, sobre las intenciones desveladas por el ministro de la defensa Colombiano, Juan Manuel Santos, sobre las intenciones guerreristas de Hugo Chávez.

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