Sólo un reconocimiento a cooperantes y voluntarios de las ONG´s
Publicadas por José Ignacio Penagos Hincapié a la(s) 12:26 p. m.Por: José Ignacio Penagos H.
Con alegría se recibió la noticia de la liberación y regreso de las dos cooperantes de Médicos Sin Fronteras que fueron víctimas de secuestro por parte de un grupo radical de guerrilla en Somalia. Una estupenda noticia que dio tranquilidad a las familias y amigos de dos valerosas mujeres que muestran el gran sentido de lo que significa ser humano en bien de otras personas con menos posibilidades.
Y es que en estas dos mujeres de nacionalidad española y argentina, son solo dos símbolos de lo que son realmente los cientos de personas valerosas a quienes les sobra humanidad para ayudar a quien lo necesita en los rincones mas peligrosos y alejados del planeta, en donde existe algún semejante que necesita ayuda. Son el símbolo de aquellos cooperantes que sin mayor pretensión que la inmensa capacidad de servicio que los invade, arriesgan su propia vida para salvar la de otros. Son los voluntarios a quienes les sobra valor para dejar todo lo que el común de la gente persigue y cumplir con una misión que parte de su propio corazón y no de apasionamientos religiosos como en otros casos.
Ellos, los voluntarios que conforman organizaciones de diversas líneas de ayuda y cooperación como Médicos Sin Fronteras, son personas que viven por los demás, con un compromiso que parte de entregarlo todo a cambio de nada material y solo con la satisfacción y la esperanza de ver que con su acción algo en el mundo puede cambiar.
Es suficiente para ellos la sonrisa de un niño, la reunión de una familia, las posibilidades de desarrollo de alguna comunidad, facilitar de alguna forma la vida de un padre que lucha por su familia o informar y denunciar oportunamente al mundo las injusticias que se cometen en algún lugar de un planeta.
Son médicos, enfermeras, periodistas, sacerdotes, ecologistas, hombres y mujeres profesionales que dejan sus familias y amigos por su misión; mientras la mayoría de los ciudadanos del mundo ni se enteran de los problemas ni de quienes necesitan una mano. Mientras los cooperantes y voluntarios que ayudan se someten a difíciles condiciones en países ajenos en medio de la pobreza, las enfermedades, las catástrofes, las guerras y conflictos, la mayoría de ciudadanos del mundo permanecen en sus casas, ciudades en medio de la marcha, el consumismo y el alimento del egoísmo propio, sin que sea posible entrar a juzgar las particularidades de quienes siempre tendrán una disculpa.
Por ello, el valor de estos cooperantes es digno de exaltar y reconocer públicamente y de alzar la voz para dar las gracias a quienes se dedican a tremenda labor y que de alguna manera, pagan el precio de lavar las culpas de ese resto de ciudadanos del mundo que encuentran en ellos, sin saberlo, la respuesta de que alguien ya se ha encargado de ayudar por ellos. Son estos voluntarios aglutinados en organizaciones de también buena voluntad, que se miden al reto de enfrentarse con poderes, países, radicales, gobiernos, ejércitos, tribus, empresas de intereses puntuales, o personas sin corazón ni humanidad, que los ven como amenaza solo por querer ayudar y buscar el bienestar de todos y el bien común.
Si bien, algunas organizaciones han hecho daños a este espléndido trabajo con faltas éticas y malos manejos que han mostrado desvíos y se han vendido al servicio de interese; esta minoría no hace mella en el espíritu de la mayoría de organizaciones que ofrecen la posibilidad de buscar y canalizar recursos de ayuda en la que participan todas estas personas de buen corazón y que, como en el caso de las cooperantes de Médicos Sin Fronteras, se arriesgan a vivir el calvario del secuestro, la tortura y hasta la muerte.
Su valentía se celebra y damos bienvenida en su regreso, pero desde ya les volvemos a desear la suerte en su nuevo destino, porque estas cooperantes, como los demás que hay al rededor de la tierra, volverán a entregarlo todo por buscar la felicidad de al menos una persona necesitada, así sea a costa de su propia felicidad y tranquilidad.
Gracias a todos ellos.