La historia de la estafa en la ruta del vino.
Publicadas por José Ignacio Penagos Hincapié a la(s) 2:59 p. m.Hace algunos días estaba de vacaciones. Suelo salir de la ciudad para respirar otros aires y tratar de entender porque el estar en las grandes capitales es el sinónimo a una cárcel. En esta oportunidad aproveche para ir por caminos que nunca había recorrido por esta relativamente pequeña España. Y es que cuando se recorren 400 kilómetros en 3 horas no es por exceso de velocidad sino porque no es difícil hacerlo y porque el territorio español no es tan grande como les han hecho creer a los nacidos en estas tierras.
Aunque suene normal, quise ir a la playa; pero en esta ocasión por aquellas que aun me faltaban recorrer entre las costas alicantinas hasta las andaluzas. Para llegar allí por los lados de Murcia, quise tardarme un poco y buscar la manera de hacer el viaje algo mas largo. Al menos a eso estaba acostumbrado en mi natal Colombia, en donde 400 kilómetros son realmente 8 horas.
Fue entonces la decisión mas acertada. Aprovechamos para cruzar algunos pueblos de esa comarca casi olvidada y en donde se encuentra una parte del tercer mundo español, aunque los medios hagan hasta los imposible por convencer a los españoles de que son una potencia mundial. Esto por demás no les permite entender porque se habla de crisis y porque ciertamente la viven.
Jumilla es un pueblo de Murcia cuyo mejor definición es la resignación de no poder pertenecer al primer mundo en un país desarrollado. Pertenece a aquellos que se sumaron a la resignación en provicias como Extremadura y otros de Murcia, por eso este ubicado en la llamada ruta del Vino, permite que se produzcan injusticias tercermundistas que no serían toleradas en países desarrollados.
En frente de una estación de servicio vÍa a Yecla, justo en las salida del pueblo, suelen reunirse cientos de inmigrantes que alguna vez pensaron que llegando a España encontrarían una vida digna y un trabajo. Es curioso porque en esa búsqueda del "sueño español", a lo primero que muchos renuncian es a la dignidad. En esa esquina cientos de inmigrantes en su mayoría hombres altos negros y delgados que balbucean el idioma y provenientes por diferentes medios desde la mítica África, se reúnen cada mañana como si se tratase de una cita.
Ellos llegan porque ese es el lugar en donde cada mañana, si corren con suerte, son contratados ilegalmente para recolectar el producto de los viñedos en temporada o para preparar la tierra y otros oficios algunos de mayor riesgo que otros. Es claro que esta fuerza laboral acumulada en la esquina dista mucho de tener sus papeles en regla y se venden en jornadas de trabajo para sobrevivir, muchas veces sin llegar siquiera a acuerdos mínimos justos de salario o seguridad mínima de riesgos en su trabajo. En este lugar la justicia es solo una palabra que solo comprenden quienes hablan el idioma español, pero que a veces es mejor ignorar en significado y contexto si se quiere almorzar, comer o dormir en un lugar decente.
En el pueblo es normal que esto se de. Verlos allí es tan normal como que el sol se oculte mas tarde en el verano y se doble el trabajo de estos hombres por la misma paga. Para los muchos locales que les contratan, el jugar de locales les parece dar ventajas que naturalmente ellos se toman y aprovechan, total el visitante siempre tiene las de perder no sólo porque no es su campo de juego, sino porque la afición está con ellos y si algo malo hacen, nadie dirá nada.
Como si se tratase de un juego, el inmigrante de piel oscura que llega a este lugar es abusado en todos sus derechos y muchas veces la víctima ni lo sabe; pero lo verdaderamente indignante está en la actitud de algunos de estos victimarios que no solo los utilizan y se aprovechan de ellos sino que además los engañan.
Muchos de quienes los contratan lo hacen bajo la amenaza de denunciarlos ante la Guardia Civil y hacerlos regresar a su país si ponen algún problema o si hacen algún reclamo. Por esta razón a los africanos que trabajan en este lugar y a algunos latinos a quienes llaman "sinpas" por aquello de "Sin Papeles", les toca dejar darle un nuevo significado a la injusticia y reconocer esta palabra con el significado de "oportunidad" que suele ser la forma como se sellan los contratos verbales de quienes los escogen para trabajar cada jornada.
Unos días antes de nuestro paso por Jumilla los habitantes de este lugar habían sido testigos del hecho mas triste que le pueda pasar a un inmigrante. Luego de ser escogidos para trabajar en una finca, un listillo se llevó a varios de los africanos a su predio. Ese día en medio del mas fuerte calor, prometió pagar a cada uno 200 euros en una sola jornada. Para los que fueron esa sí que sería una oportunidad y trabajaron como siempre para ganar como nunca tal vez lo volverían a hacer.
Al final de la jornada el listillo les pagó lo prometido y estos felices se regresaron al pueblo. La sorpresa no sería sólo para ellos tanto como para los propietarios de almacenes, restaurantes, hoteles y otros sitios comerciales, cuando estos fueron a pagar con sus billetes de 100 y 200 euros, todos ellos impresiones de fotocopia a color y cortados tan cuidadosamente como el tamaño de la estafa y engaño.
Algunos en el pueblo vieron el acto de este contratista con tal nivel de perversión que ayudaron a los estafados perdonando su cuenta, otros sólo los miraron con lástima mientras la mayoría les exigieron que pagaran con dinero normal y hasta alcanzaron a amenazarlos con denunciarlos de intentar estafarlos en el comercio.
Quienes los vieron al día siguiente en la esquina de la calle a Yecla, los escucharon contar la historia con su poco español y vieron como lloraban impotentes por su suerte: Inmigrantes, de piel oscura, sin conocer el idioma, sin conocer sus derechos, abusados, lejos de su hogar, con la eterna tarea de buscar dinero para enviar a sus familias pero con la desgracia de encontrarse no pocos problemas y además, engañados.
Luego de Jumilla continué mi camino de vacaciones con el sinsabor de lo conocido en este lugar al que volveré a visitar amigos, pero con la esperanza de que no se repitan historias tan tristes.
1 Comment:
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- NINA said...
5:50 p. m.El verdadero atraso se encuentra en las mentes y en los corazones de estos explotadores. Creen jugar con la dignidad ajena pero en verdad muestran su falta de dignidad. Infames que luego tienen el cinismo de preguntarse porque la verdadera prosperidad nunca llega a ellos.